#2 de ciudad del asombro
Tomé un taxi que me dejó en la esquina de la facultad, me bajé con sensación de pérdida, como es sumamente habitual le hice agua. Cuando bajé -locutorio de por medio y charla de por medio con el profesor- como veinte minutos después el taxista (que adivinó a dónde iba) me esperaba en la puerta tocándome bocina y llamándome. Yo había dejado mis llaves en el auto. Este tipo de asombro no es clisé.
* Todo este naifismo urbano que me agarró debe de ser la consecuencia de muchos días encerrada.
* Todo este naifismo urbano que me agarró debe de ser la consecuencia de muchos días encerrada.
4 Comments:
Mire que las sincronicidades, ni bien uno las descubre te empiezan a perseguir eh...
¿Y ud. que sugiere entonces, Erdosain?
¿Ser ratón o gato?
LA eoría del pañuelo mundialsita es cierta entonces.
Y l obuneo es que nunca se sabe cuándo alguien nos lo alcanza justo cuando más lo necesitamos.
Un beso V.
Efectivamente, estar encerrado un tiempo y salir a la superficie, produce una sensación de extrañeza, incluso agradable.
Saludos.
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