Monday, November 20, 2006

#2 de ciudad del asombro

Tomé un taxi que me dejó en la esquina de la facultad, me bajé con sensación de pérdida, como es sumamente habitual le hice agua. Cuando bajé -locutorio de por medio y charla de por medio con el profesor- como veinte minutos después el taxista (que adivinó a dónde iba) me esperaba en la puerta tocándome bocina y llamándome. Yo había dejado mis llaves en el auto. Este tipo de asombro no es clisé.






* Todo este naifismo urbano que me agarró debe de ser la consecuencia de muchos días encerrada.

4 Comments:

Blogger Poéticamente Insurrecto said...

Mire que las sincronicidades, ni bien uno las descubre te empiezan a perseguir eh...

6:06 PM  
Blogger VerdeTanOscuro said...

¿Y ud. que sugiere entonces, Erdosain?
¿Ser ratón o gato?

7:17 PM  
Blogger estenoesminombre said...

LA eoría del pañuelo mundialsita es cierta entonces.
Y l obuneo es que nunca se sabe cuándo alguien nos lo alcanza justo cuando más lo necesitamos.

Un beso V.

7:49 AM  
Blogger Sr. Nadie said...

Efectivamente, estar encerrado un tiempo y salir a la superficie, produce una sensación de extrañeza, incluso agradable.

Saludos.

8:11 AM  

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